sábado, 22 de noviembre de 2014

El ROBLEDAL DE IRUNDAIN.



           El roble es muchas cosas pero sobre todo es vida, la que aporta y la que genera. Guardian de la tradición para todos los vascos en nuestro propio territorio es su presencia muy reducida, casi exigua , relegado  generalmente a pequeños bosquetes donde no ha sido sustituido en épocas recientes por especies de pino alóctonas que hoy en día son ya de dudosa rentabilidad económica y que algunos eufemísticamente llaman bosques.





           Si nos acercamos hasta la comarca de La Sakana , allí perduran los fragmentos de lo que algún día debió de ser un gran robledal. Si nos acercamos hasta Irundain podremos ver añejos ejemplares del robusto roble pedunculado con sus tonos otoñales de un otoño que no termina de llegar.  



Para poder apreciar este maravilloso rincón de la comunidad foral hasta allí nos acercamos Javier Flandes y yo y muchos caminantes este pasado sábado. ¡Bien merece una visita!

8 comentarios:

  1. Uffffff... um encanto de lugar... dá gosto um passeio e reflexão... belíssimas imagens! Imponentes árvores!

    Beijo.

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    1. Un paseo ideal en un marco melancólico otoñal inigualable
      gracias y besos
      javi

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  2. Que lugar más hermoso Javi! Preciosos ejemplares de roble, una especie autóctona que merece la pena conservar. Un saludo

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  3. Que razón tienes Javier, no sólo es un bosque, sino una catedral compuesta por esculturas vivas de la naturaleza. De la belleza de los ejemplares, noto incluso, el olor otoñal del entorno húmedo de las hojas descompuestas.
    Tiene que ser providencial pasear por semejante espacio, tan respetable como el paso inexpugnable del tiempo en nuestros mayores.

    Saludos

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    1. Efectivamente aquí se encentran algunos de los ejemplares de roble pedunculado de mayor porte que han llegado hasta nuestros días
      gracias por tu comentario, perfectamente redactado
      Un saludo
      Javi

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  4. Estos bosques son un auténtico tesoro, qué bonito es ver estas imagenes de sus colores en otoño y olvidar los desiertos de eucaliptos y pinos que invaden cada vez más el paisaje por intereses puramente económicos...

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